sábado

Turquía, la última Europa?

Acabo de llegar de Turquía y la verdad es que es un país extraordinario. Por inmenso, sólo hemos podido ver la parte oeste del país y no del todo, y también por la variedad de lugares y actividades que se pueden hacer.



Por otro lado, es un territorio fronterizo entre dos formas de entender la vida, de ver el mundo. Turquía es Europa, y también Asia no sólo por una cuestión geogáfica, sino que se puede ver, oler y tocar en cada trayecto que haces. Nada tiene que ver la calle principal del barrio de Beyoglu, Istiklâl Caddesi, en Istanbul con un pueblo en la Capadocia. Aún así, resulta un todo gracias al estilo entre orgulloso y afable de los turcos y turcas que te encuentras por el país.

Nuestro primer paso fue aterrizar en Istanbul, una ciudad con un tráfico caótico que contagia a todo el personal. La gente va rápido y siempre va hacia algún sitio, haciendo alguna cosa. Se comercia con todo y a todas horas, y no sólo en los bazares. La zona de Sultanahmet es la más turística. Nosotros nos alojamos un poco más arriba, en Sirkeci, más cerca del puente de Galata. Toda la zona gira alrededor de las dos mezquitas principales, Santa Sofía, que ya no se utiliza como mezquita sino que es en parte un museo, y la mezquita Azul, en la que sí, se debe respetar la vestimenta (de largo y pañuelo para las mujeres) y entrar fuera de los horarios de rezo.
Después de visitar esta parte, es imprescindible dirigirse a la zona de Beyoglu, la parte moderna, al otro lado del estrecho del Cuerno de Oro, atravesando el puente de Galata. Esta es la ciudad -según los turcos- es Istanbul. La real, la moderna, donde se unen todos los barrios que hacia el este forman la ribera del Bósforo, el otro estrecho de la ciudad. La última zona es la asiática, a la que tomando un pequeño ferry se puede acceder desde el otro lado del Bósforo o desde Sultanahmet. Los minúsculos metro y tranvía, no se pueden comparar a la infinidad de barcos y buses que recorren toda la ciudad, todas las orillas y todas las calles. Los taxis son un tema aparte. El precio del billete es único para todos los transportes, a día de hoy en 2009, 1,5 liras, unos 75 céntimos de euro.


No os olvidéis de la imprescindible visita al Palacio de Topkapi, que era donde el Sultán vivía y tenía encerradas como esclavas sexuales y reproductivas a sus concubinas. Os recuerdo que esta visita cuesta el doble, como todas las otras, de lo que pone la Lonely Planet. No me preguntéis por qué. Pero o no se han informado bien o cambian los precios en verano.

La visita a Istanbul no puede dejar los bazares, sobre todo el de las especies, que es el que más me gustó,
aunque el Gran Bazar por su inmensidad es alucinante . Y si os preguntáis si te rallan mucho los vendedores, pues sí, y en castellano. Pero aún así, cuando uno se acostumbra a no contestar a los reclamos de ninguna manera, la cosa cambia. Miles de baratijas, y algunos objetos de calidad en una megasuperfície tan grande como un barrio entero. Id mejor a mediodía, ya que se está muy fresquito y quizá no haya tanta gente. El de las especies es fantástico y el azafrán turco y los tés fueron mis compras. Exactamente en la parada de Ramón, el número 66 del bazar de las especies. Colores, aromas y baratijas...y carteles en castellano!!


Es increíble como venden los turcos, y lo pesados que pueden ser...

Pero vale la pena regatear un poco, preguntar si te interesa algo y simplemente decir no y gracias y marcharte si ya no aguantas más.



Y de aquí al Egeo.


Nuestra ruta la planificamos en una agencia de Istanbul que se llama Walkabout, y que nos dejó un precio ridículo. Fuimos a buscar el billete de autobús a Cannakale, en el estrecho de Dardanelos para realizar la excursión a Galípolis (o a Troya si os interesa) y nos contó que podría hacernos la ruta pensada de forma flexible tal y como quisiéramos, con habitaciones dobles con baño privado y aire acondicionado, los buses nicturnos y los otros buses, y algunas excursiones por la Capadocia. Al principio no le hizimos caso, pero el precio era 450 euros por persona para los 14 día que nos quedaban. Lo compramos estupefactos, y tengo que reconocer que con algo de recelo. Pero Mustafa parecía un buen hombre y no nos contó ninguna bola ni nos vendió nada que no quisiéramos. Os lo recomiendo, aunque siempre lo podéis hacer de forma totalmente independiente. Lo único que te ahorras, es tener que buscar alojamientos (la mayoria estaban recomendados en la Lonely Planet) y tener que hacer reservas de autobús. Además para estas agencias hacen rebajas tanto en alojamiento como en transporte. Ni se os ocurra reservar desde España con una agencia de aquí, os timan seguro. La agencia está a la salida de la basílica Cisterna en Istanbul, por cierto muy interesante la visita.

Por tanto la ruta quedó en:


Barcelona-París-Istanbul con AirFrance: 160 euros.


Hotel Agan en Istanbul, cuatro noches: 160 euros.

Istanbul-Çannakale: 5 horas de bus unas 40 liras (precio normal)

Tour por Galípoli, la colina que cierra el estrecho donde en 1915 el Imperio otomano ganó su única batalla contra los aliados, y de ahí la formación de Turquía como república. En el minibús sólo ibamos Cristina y yo porque no se había apuntado nadie más. Guía privado, que lujo.

Después una noche en el magnífico Kervasaray Hotel, una casa otomana de hace 300 años restaurada y con un jardín donde desayunar. El pueblo de Çannakale no tiene nada de especial pero es agradable y cercano a Troya, como es he dicho. Nosotros preferimos Galípolis, más interesante.



La ruta continuó hacia Selçuk, el pueblo más cercano a las ruina de Éfeso. Os recomiendo que no cojáis un tour para verlo, después te llevan de compras por tiendas de cerámica, pieles y baklavas. O de alfombras. Ya lo veréis si vais con un tour. En Éfeso no hace falta, por un par de liras vas con un dolmus (un minibús con tarifa por destino) y la entrada unas 20 liras. Un tour suele valer unas 30 liras con comida, que es un precio increíble, pero las 3 horas de compras no sé si compensan. suelen durar desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Vosotros mismos. Es agradable visitar este pueblo y el cercano Sirince, donde se respira un ambiente de agricultores y viejas casa griegas de sus antiguos pobladores. Además se fabrican vinos de frutas conocidos en todo el país. Podéis tastarlos en cualquier bodega. Otra salida desde Selçuk para los amantes de la playa, es la de Pamucak, en dolmus 2,5 liras. Bonita, como las de la costa dorada de Tarragona, pero no espectacular.
Después de un par de noches en el Artemis Hotel de Selçuk, que no recomiendo por el trato de los dueños, bastante gilipollas (os recomiendo el Jimmy's Place mejor), nos fuimos hacia Pamukkale. Que bien merece otra entrada. Nos vemos. Güle, güle.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Alguna pregunta o sugerencia?